La secular labor de los Hermanos Franciscanos se adapta a las necesidades del siglo XXI
La delegación de la Fundación Cruz Blanca desembarcó en Aragón en el año 2004. Lo hizo de la mano de los Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca, cuya misión siempre se ha centrado en la atención y la promoción de las personas más vulnerables. Su labor se ha ido adaptando a las necesidades de estos colectivos y, por ese motivo, estos religiosos constituyeron la fundación, creando así una forma jurídica apta para albergar la creciente estructura de profesionales, voluntarios y líneas de actuación que reclamaba la atención de una heterogénea confluencia de usuarios.
Familias en situación de vulnerabilidad, personas sin hogar, trabajadores pobres, mujeres y hombres víctimas de trata, personas que no pueden acceder a recursos sociales y sanitarios… Todos estos colectivos, y algunos más, son objeto de la labor de la Fundación Cruz Blanca. Entre los principales retos que la entidad tiene por delante están la atención a las personas desde una perspectiva sostenible para la organización, seguir haciendo incidencia en la visibilización social de las dificultades por las que pasan estos colectivos y reivindicar políticas sociales de calidad.
El trabajo en red constituye uno de los valores de Cruz Blanca. Estar en redes y plataformas forma parte de la incidencia de la fundación por colaborar en espacios de transformación social. Por ello, forma parte de la Red Aragonesa de Entidades Sociales para la Inclusión desde hace más de una década. Y, en esta línea, la fundación está integrada también, entre otras plataformas, en la Federación Aragonesa de Solidaridad (FAS), la Red Aragonesa de Proyectos de Promoción de la Salud (RAPPS), la Plataforma del Voluntariado de Aragón, la Coordinadora Aragonesa de Voluntariado, la Asociación Española de Fundaciones (AEF), Plataforma de Voluntariado de España (PVE), la Red Española de Lucha contra la Trata, la Unión de Asociaciones y Entidades de Atención al Dependiente (UNAD), la Mesa Entidades de Fraga…
La Fundación Cruz Blanca colabora en la construcción de una sociedad más justa, ofreciendo espacios en los que se promueva, defienda, cuide y celebre la vida. Facilita el desarrollo integral de aquellas personas más vulnerables, desde el pensamiento humanista cristiano, permitiendo la participación activa de todos los miembros de la sociedad, y particularmente del voluntariado, a través de acciones de intervención, formación y sensibilización social.
Para desarrollar todas sus actuaciones, los voluntarios y voluntarias juegan un papel esencial y cuentan con una presencia activa dentro de la organización. De hecho, el voluntariado forma parte del patronato de la Fundación Cruz Blanca. De este modo, goza de capacidad de toma de decisiones y tiene presencia en la mayoría de los programas.
A través de sus centros de atención sociocomunitaria, con implantación en las tres provincias aragonesas, Cruz Blanca desarrolla diferentes líneas de trabajo para atender distintas necesidades de la ciudadanía vulnerable. Desde estos centros promueve la detección y recuperación víctimas de trata, a quienes atiende a través de su programa para mujeres prostituidas y víctimas de trata. También desarrolla itinerarios personalizados de inserción para distintos perfiles de usuarios. Otra de sus líneas de trabajo se centra en la atención a personas sin hogar. Además, la fundación dispone de la denominada Red de Vivienda de incorporación sociolaboral. La atención a familias en situación de vulnerabilidad y su programa de infancia completan la labor de Cruz Blanca, sin dejar de lado una importante faceta de su misión: la sensibilización de la sociedad aragonesa sobre la situación de las personas con las que trabaja.
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