Cuando el movimiento vecinal de Zaragoza pasó de denunciar a actuar
El paro juvenil y el fracaso escolar eran en la Zaragoza de mediados de los años 80, tal y como sigue ocurriendo hoy en día, dos acuciantes problemas sociales. Al igual que una década y media antes había hecho con la guardería de Belén, la asociación de vecinos del Picarral no se quedó solo en las reivindicaciones y decidió pasar a la acción, a la gestión directa. De este modo, a finales de 1986, esta entidad vecinal anunciaba la próxima creación de los Talleres Ocupacionales Picarral. Se decidió acortar su denominación por la de Topi, y aquel nombre pronto se haría familiar en la Margen Izquierda. Tras un convenio de la asociación con el Ayuntamiento de Zaragoza se iba a abrir un recurso socioeducativo para acoger a los adolescentes del barrio sin escolarizar y sin trabajo.
Dos meses después, “las patatas fritas desaparecían casi tan veloces como las olivas verdes en aquella mesa azul flanqueada por dos rojos y nuevos tornillos de herrero. Era el 6 de febrero y, una vez más, la realidad y el sueño asistían a la fiesta, de la mano, como siempre que se da todo primer paso”. Así describía el boletín de la asociación de vecinos, en marzo de 1987, la inauguración del Topi. Esta puesta en marcha se consideró como el primer paso de muchos más que debían venir detrás. Y, de hecho, aquel embrión llamado Topi llegaría a evolucionar hasta convertirse en lo que en 1992 pasaría a convertirse una entidad independiente de la organización vecinal –con la que nunca ha perdido su espíritu de colaboración-, que se acabaría llamando Fundación Picarral.
Cambió el nombre, pero no sus objetivos, que han sido siempre los descritos en sus estatutos: la “integración social y laboral de los jóvenes y adultos en general con problemas de desempleo y que se hallen en situación de marginación y en estado de necesidad”.
La misión de esta fundación es realizar una labor formativa y educativa de calidad que favorezca la inserción sociolaboral de personas –especialmente jóvenes– que por diferentes razones han quedado fuera de un proceso regular de integración social, siendo, además, una herramienta útil para el conjunto de la sociedad y promoviendo el ejercicio efectivo de una ciudadanía plena.
Sus principales programas son el centro sociolaboral Topi, el centro de inserción sociolaboral Serpi, la casa de acogida y residencia Carpi, los pisos asistidos Balsas, el grupo de empresas de inserción Mapiser y los centros especiales de empleo Arapack y Ceserpi.
A través de ellos, la Fundación Picarral desarrolla distintas líneas de trabajo. Continúa, igual que hace más de 30 años, tratando de conseguir la inserción social y laboral de jóvenes con fracaso escolar mediante su formación en hostelería, soldadura y fontanería y climatización. También trabaja en la inserción social y laboral de personas con inteligencia límite y/o discapacidad intelectual ligera. Igualmente, dispone de una residencia de menores en guarda o tutela del Gobierno de Aragón, de una residencia asistida para personas con inteligencia límite y de las citadas empresas participadas y centros especiales de empleo.
Para un mejor desempeño de su misión, la Fundación Picarral cuenta con un cuerpo de voluntariado que participa en los diferentes proyectos o programas de la entidad, apoyando la labor del profesorado y de los educadores. Fundamentalmente, las personas voluntarias están implicadas en el acompañamiento en actividades de ocio, culturales y de tiempo libre a los usuarios con inteligencia límite.
Gracias al conocimiento de la realidad que le otorga su labor, en la Fundación Picarral creen que una de las principales carencias de nuestra sociedad es la falta de respuesta del sistema educativo formal a las necesidades reales de las personas. Asimismo, denuncian la ausencia de apoyos para las personas con inteligencia límite.
Precisamente por ello, uno de los principales retos que esta organización tiene por delante es el de consolidar su oferta formativa para dar cabida a más perfiles sociales. Otro es facilitar itinerarios más completos para los usuarios de la entidad, y mantener sus proyectos productivos en un mercado cada vez más complicado.
La Fundación Picarral fue una de las instituciones promotoras de la creación de la Red Aragonesa de Entidades Sociales para la Inclusión. Además, también colabora con otras plataformas como Cermi Aragón, la Asociación en Línea de entidades con proyectos para personas con inteligencia límite, la Asociación Española de Escuela de Segunda Oportunidad, la Red de Centros Sociolaborales, Coop 57, la Patronal Aragonesa de la Discapacidad (Padis) y la Asociación Aragonesa de Empresas de Inserción (Arei).
Para saber más…
Camino de los Molinos, 12
50015 · Zaragoza
976 527340